De acuerdo con diversas investigaciones se ha llegado a la conclusión de que las personas que se enojan mucho tienden a engordar fácilmente.
Según el nutriólogo Juan Manuel Romero Villa, el culpable de tus intentos fallidos de estar más delgada es nada más y nada menos que tu mal humor y carácter.
Los responsables son la adrenalina y cortisol, sustancia que segrega el organismo cuando está de mal humor y la constante segregación de dichos componentes producen una inflamación que a su vez impide que las células puedan liberar energía, como consecuencia comenzamos a acumular más grasa y peso.
Ahora que lo sabes, es importante controlar tu temperamento y así evitarás subir kilos de más.