La anemia es una afección por la cual la cifra de hemoglobina está disminuida en los glóbulos rojos, o sea, hacen falta glóbulos rojos sanos para transportar un nivel adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo.
Existen tres causas principales; pérdida de sangre (hemorragia), falta de producción de glóbulos rojos y mayor velocidad de destrucción de los glóbulos rojos. Además se conocen muchas formas de anemia, cada una con causa diferente y puede ser temporal o prolongada y puede variar entre leve y grave.
Ojo, cualquiera puede desarrollar anemia, pero es muy común en personas con ERC.
Los signos y síntomas de la anemia varían según la causa de la afección. Algunos de ellos son:
- Fatiga o debilidad
- Piel pálida o amarillenta
- Latidos del corazón irregulares
- Dificultad para respirar
- Mareos o aturdimiento
- Dolor en el pecho
- Manos y pies fríos
- Dolor de cabeza
Para prevenir episodios de ciertos tipos de anemia, especialmente los que se deben a la carencia de hierro y vitaminas, se pueden llevar a cabo cambios en la alimentación o recurrir a los suplementos alimenticios.
- Cambios en la alimentación o suplementos adicionales: aumentar el consumo de hierro –alimentos como las espinacas u hortalizas similares, lentejas, garbanzos, frutos secas o cereales y pan–, vitamina B12 –huevos, carnes y pescados–, de ácido fólico –pan, pasta, judías o plátanos– y vitamina C –kiwis, fresas o melón–.
- Medicamentos, como antimicrobianos para tratar infecciones, hormonas para disminuir el sangrado menstrual o medicinas para evitar que el sistema inmunitario del organismo destruya sus propios glóbulos rojos.
- En casos más graves se realizarán intervenciones como la transfusión de sangre, el trasplante de células madre de la sangre y de la medula ósea para aumentar el número de glóbulos rojos, blancos y plaquetas o, en casos extremos, la cirugía por hemorragias graves o potencialmente mortales.