Todos, absolutamente todos conocemos a una persona que es muy difícil de tratar, puede estar dentro de la familia, el trabajo, el equipo de soccer o en la escuela y en ocasiones solemos quebrarnos la cabeza intentando descifrar qué es lo que le pasa y sacarle una sonrisa o por lo menos evitar un mal momento.
Estos malos momentos lo único que generará en ti será estrés, que lamentablemente puede tener un efecto duradero en el cerebro, comprometiendo la efectividad de las neuronas en el hipocampo –área del cerebro responsable del razonamiento y la memoria–. El estrés es una amenaza para tu éxito y cuando este se sale de control tu cerebro y comportamiento serán los más afectados.
Por ello, para evitar todo malo, lo primero que debes hacer es crear distancia física, literal, si esa persona está en la misma habitación, intenta estar lo más lejos posible que puedas de ella.
- Pon límites:
Con frecuencia las personas suelen escuchar a los quejumbrosos por no ser groseros, pero puedes evitarlo poniendo límites y estableciendo distancia. Recuerda que hay una delgada línea entre ser empático y quedar atrapado en un espiral emocional negativo. - Deténte:
Dile a esa persona lo que piensas y quieres, este suele ser un gran paso, ya que por lo general no pueden manejar la situación. - Pon fin:
Si te das cuenta que el tema o la plática te está llevando a tus límites, pon fin inmediatamente. - Escucha:
Deja que la persona hable y no interrumpas, si no estás de acuerdo vuelve al punto 3. - Asiente con la cabeza.
- Muestra reconocimiento:
Si eres capaz de soportarlo, alimenta su necesidad psicológica de reconocimiento, busca algo específico que valores en ellos y díselo. - Habla con personas que puedan ayudarte;
La conexión social es una recompensa para nuestro cerebro gregario, por lo que hablar con alguien de confianza sobre la situación puede ser de ayuda.
¡Y sé feliz!