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jueves, abril 25. 2024

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Reflexión: Matar el Amor

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Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el odio, que es el Rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos.

Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano, llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito.

Cuando estuvieron todos, habló el Odio y dijo:

-Os he reunido aquí a todos, porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien.
Los asistentes no se extrañaron mucho, pues era el Odio siempre quería matar a alguien. Sin embargo, todos se preguntaban entre sí: ¿quién sería tan difícil de matar, para que el Odio los necesitara a todos?

-Quiero que maten al Amor dijo.

Muchos sonrieron malévolamente, pues más de uno le tenía ganas.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo:
-Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto. Provocaré tal discordia y rabia, que no lo soportará.

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados.

-Lo siento, lo intenté todo, pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante.

Fue entonces, cuando muy diligente se ofreció la Ambición, que haciendo alarde de su poder dijo:
-En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará.

Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición, envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas, pero el Amor confundido lloró, y pensó, que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, al Aburrimiento, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer, tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. El Odio convencido de que el Amor era invencible, le dijo a los demás:

-Nada qué hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos.

De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte.

-Yo mataré el Amor, -dijo con seguridad.

Todos se preguntaron ¿quién era ése que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido?

El Odio dijo:
-Ve y hazlo.

Tan sólo había pasado algún tiempo, cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar, que por fin el Amor había muerto.Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló:

-Ahí les entrego al Amor totalmente muerto y destrozado.
Y sin decir más, se marchó.

-Espera, dijo el Odio. En tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?

El sentimiento levantó por primera vez su rostro, y dijo:
-Yo soy la RUTINA.

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