Protegernos es un instinto básico e inconsciente, cuando nos sentimos amenazados reaccionamos, pero ¿cómo hacerlo correctamente?

En ocasiones actitudes “a la defensiva” u “ofensiva” al sentirnos atacados pueden traernos muchos más problemas de los que realmente tenemos.

Inteligencia emocional

Es “la capacidad de identificar y manejar tus propias emociones y las emociones de los demás“.

Tener poca inteligencia emocional provoca que no mantengas la calma o no respondas asertivamente ante las posibles amenazas.

El conflicto es parte del día a día, en nuestra casa, trabajo, con la familia, pareja, hijos o amigos, pero cómo reaccionamos ante eso determina parte de nuestra calidad de vida.

Pasos para responder ante los conflictos asertivamente

Aprender
Reconocer
Admitir
Manejar… nuestras emociones

Respira profundo

Es en serio, estas respiraciones te ayudan muchísimo a estar calmado durante un conflicto.

Esto se debe a que la respiración normal se anula ante el estrés, cuando respiras profundamente tu cuerpo permanece tranquilo.

Para hacerlo inhala profundamente por la nariz antes de exhalar lentamente a través de la boca.

Las respiraciones suaves y profundas cesarán la producción de dos hormonas de estrés: la adrenalina y el cortisol.

Concéntrate en lo que sientes

Esto te ayudará a resolver tus emociones y cambiarlas conscientemente. Para hacerlo es necesario concentrarte en lo que le pasa a tu cuerpo.

Si comienza a tensarse, colócate de nuevo en una postura correcta, ve relajando poco a poco tus músculos y extremidades.

Cambia las reacciones de tu cuerpo de forma consciente.

Escucha

La gran mayoría de las personas que levantan la voz o reaccionan “mal” ante un conflicto se sienten frustradas al sentir que no son escuchadas o comprendidas.

Si comienzas escuchando, quizá entiendas el problema y puedas dar una respuesta más asertiva o empática ante lo que está sintiendo la otra persona.

Pregunta

Las preguntas ayudan a entender mejor el problema, es parte de haber escuchado y quitar “espacios en blanco” que quizá te quedaron de lo que la otra persona dice.

Haz preguntas relacionadas a lo que está pasando, no como órdenes, pueden ser para indagar más cómo se siente la otra persona.

Utiliza preguntas básicas como “qué”, “por qué”, “cuándo” y “cómo”.

No levantes la voz

Si lo haces, magnificas el problema, habla bajo, sin groserías o malas palabras, sin atacar.

El nivel de voz está relacionado con la presión arterial. Cuando la presión de la sangre alcanza cierto punto, se hace más difícil entender lo que se está comunicando.

Acepta el desacuerdo

Si no hay un punto de acuerdo, quizá sea bueno aceptar el desacuerdo. Así que si la otra persona sigue muy hostil o si la conversación no va a ningún lado, quizá sea bueno dejar el tema por la paz.

Será desgastante seguir en una discusión.

Perdonarse

Si no reaccionas adecuadamente, es importante no sentirte culpable y ofrecer disculpas.

Por el contario, también perdonar te ayudará a dejar el conflicto atrás y a ser más libre y feliz.

¿Cómo resuelves los conflictos?