El museo encantado...
Felipe, había prometido llevar a sus dos pequeños hijos, al museo encantado. El día del estreno, la gente hacia fila para entrar, pero Felipe junto con sus pequeños quisieron tomar un atajo y se metieron por atrás del establecimiento, con boletos pagados, pero por descuido entraron en el almacén del museo encantado, en donde estaban todas las figuras de cera que presentarían y varias de ellas se movían.
¿Cómo es que se mueven, si son de cera? se preguntó, por descuido tiró algo y todas las figuras los voltearon a ver. Empezaron a correr y los niños lograron salir pero el no, porque ahora es parte del repertorio de figuras de cera del museo encantado, que se sigue presentando por toda las ciudades de la región, recolectando en cada una de ellas, materia prima para su exhibición.