¿Eres de los que les dice a sus hijos que deben comerse todo lo que está en el plato?
Quizá sea momento de modificar esos pensamientos, ya que pueden llegar a afectar negativamente la capacidad que tienen los más pequeños para regular su alimentación.
Toma en cuenta que tantas negociaciones e instrucciones que se dan a la hora de la comida, los niños pierden de vista sus señales internas de hambre y saciedad. Y para cuando ya son adultos, los 'deberes' de la alimentación dominan por sobre la sabiduría de sus propio cuerpo y ni siquiera saben lo que significa estar 'satisfechos’.
Si les piden que se enfocquen en las señales externas de comer (como la comida que tenien en su plato), los pequeños comen más alimentos después de una comida calórica que los niños que se fijaban en aspectos internos (como la sensación de saciedad).
Los niños a los que se les obligaba a dejar sus platos vacíos, usualmente piden grandes porciones de comida cuando están fuera de sus hogares.
Recuerda que un 'plato feliz' es aquel que está frente a un niño a quien se le permite escuchar a su cuerpo, no nuestras reglas.