Es cierto que en muchas ocasiones nos sentimos tristes o melancólicos, pero son emociones pasajeras que desaparecen en días o por etapas.
Descubrir que tienes un trastorno depresivo puede ser muy complicado porque puede interferir en tu vida, pero no sabes lo que está pasando.
Aunque no lo creas, la depresión es una enfermedad, pero muchos lo han visto como un problema de actitud y hacen aún más difícil la recuperación.
¡Se necesita un tratamiento para mejorar!
Pero, primero debes saber que padeces depresión. El diagnóstico tiene que ser dado por un especialista, pero hay ciertos síntomas que te pueden dar una pista para pedir ayuda.
- Tienes sentimientos de tristeza y melancolía casi a diario
- No necesariamente estás triste, también puedes perder la paciencia, estás de mal humor y tu comportamiento es intolerante.
- Pierdes interés en las actividades que antes te hacían sentir bien.
- Pierdes el apetito, incluso tu plato favorito te provoca desgana.
- Ya no tienes ganas de arreglarte o de moverte, prefieres pasar horas frente a la televisión.
- Padeces insomnio o no duermes bien.
- Cansancio extremo y debilidad en tu cuerpo.
- Crees que no te mereces ser feliz, te sientes inferior al resto, te comparas constantemente y sueles sentirte muy infeliz al creer que todos los demás lo son.
- Te cuesta trabajo concentrarte o tomar decisiones, pareces distraída todo el tiempo.
- Piensas con frecuencia en la muerte o en el suicidio.
- Si te encuentras en alguno de estos síntomas o más, es necesario que acudas con algún psicólogo, quien te puede dar una guía sobre lo que estás pasando.
¡No lo minimices! ¡Necesitas ayuda!
