Si eres mamá, entonces entenderás que muchas veces es difícil reaccionar ante un berrinche de tus hijos.
Gritar no siempre es la mejor solución, sobre todo porque habría que evaluar cada situación para que no vuelva a ocurrir el berrinche.
Expertos aseguran que los berrinches son normales y naturales en el desarrollo de los bebés, y la labor de los padres es ayudarle a calmarse y entender la frustración en lugar de exigir que se controle solo, como si fuera un adulto.
Es cierto que no todos los niños hacen berrinche de la misma forma, pero hay algunos puntos generales que pueden servirte para ayudarlo a superar la frustración y a controlar sus emociones.
NO
NO lo tomes personal
El berrinche no es tuyo, es parte de tu hijo, eso significa que no puedes controlarlo tú, sino tienes que ayudarlo a él a controlarlo.
Así que exigirte o culparte porque tu hijo haga berrinches no te será de mucha ayuda.
Transmite calma y cuenta “hasta diez” antes de reaccionar negativamente. Lo sabemos, es difícil, pero no tienes que formar parte del berrinche.
NO pierdas el control
Para enseñarle a tu hijo a controlar sus emociones, tienes que hacerlo tú, nada enseña mejor que el ejemplo, así que mantén la calma y no lo asustes con gritos o regaños, lo que harás es que su frustración aumente.
NO utilices la violencia
Los berrinches funcionan para descargar ciertas emociones de manera natural en los niños, es su forma de desahogar tanta tensión emocional para calmarse.
Si utilizas la violencia o no dejas que se desahogue, lo que conseguirás es que lo haga con mayor intensidad la próxima vez.
NO insistas en que se comporte como un adulto
Él necesita vivir sus etapas, quizá necesite más tiempo para que se desahogue. Es necesario que lo guíes paso a paso para que deje atrás la frustración en lugar de obligarlo a que se comporte como lo que no es, un adulto.
NO lo hagas pasar vergüenza
En muchas ocasiones hemos escuchado frases como “Mira cómo el niño no llora como tú” o “El señor te está mirando, ¿no te da pena?”, “Qué feo estás cuando te enojas”, las comparaciones solo conseguirán frustrar más a tu hijo.
SÍ
SÍ explícale por qué podría estarle pasando
Frases como “entiendo que te sientas mal porque no conseguiste tu dulce, pero ahora no es el momento adecuado para comerlo”. Hazle entender por qué podría estar sintiendo frustración y cómo manejarlo.
SÍ dale espacio para que se exprese libremente
No se trata de ignorarlo, sino que sepa que estamos a su lado mientras se desahoga, no le des la espalda. Si no puedes hacerlo entender con razones, deja que llore y se desahogue, después háblalo con él.
SÍ debes ser empático
Frases como: “Te enojaste mucho, ¿verdad?” o “Yo sé cuánto querías ese juguete” funcionan, porque le ayudan a sentirse comprendido y, a comprenderse a sí mismo.
Puedes dejar caer dos o tres comentarios empáticos; no conviene insistir o repetir estas frases constantemente, porque el niño se puede sentir manipulado, pero utilizarlo con cautela es una de las mejores herramientas.
SÍ a plantearle alternativas
Es muy probable que tu hijo vea sólo negro o blanco, enséñale que hay matices en cada situación. Por ejemplo, el hecho de que no tenga el helado en ese momento no significa que no lo puede tener después.
SÍ a darle un abrazo
SÍ puedes permanecer cerca de él y dejar que se agarre a tu pierna (si así lo desea) o incluso tomarlo en brazos cuando el niño esté algo más calmado y siempre que quiera o acepte que le sujetes o le abraces.
A veces los niños piden que sus padres los carguen, pero ellos se niegan pensando que es otro capricho o no se merecen el abrazo hasta estar más calmados. Sin embargo, el abrazo es una petición de socorro para intentar calmarse.
Cuéntanos cómo te va en esta travesía.
Fuente: Álvaro Bilbao – Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres“