Ten mucho cuidado, a veces por ignorancia cometemos errores a la hora de administrar medicinas a los pequeños, hay que estar atentos para evitar reacciones peligrosas ante el uso de fármacos
1. Doble dosis
¿Cuándo darle más y cuándo no? Es primordial utilizar el sentido común. ¿El niño ha vomitado apenas recibió la dosis? entonces es muy probable que no haya llegado a ninguna parte. Pero si lo hizo media hora después de tomar el medicamento hay bastantes posibilidades de que ya esté donde tiene que estar... los fármacos se absorben con mucha rapidez.
2. Conservar y administrarlos todos de igual manera
Cada medicamento tiene características específicas que es decisivo respetar para su conservación y para obtener el efecto deseado. Además, no todos los fármacos se administran igual. Hay medicinas que no se absorben bien con leche, como el hierro; unos que necesitan el estómago lleno y otros que lo necesitan vacío para hacer efecto. La conservación y administración de los medicamentos nos plantean dudas que no siempre preguntamos, y es importante hacerlo.
3. Si poco es bueno, más es mejor
La capacidad de absorción de la piel del niño es muy alta, de modo que todo lo que apliquemos sobre ella puede pasar fácilmente a la sangre. Una dosis alta puede resultar perjudicial. La medida ideal es la cantidad de crema justa que con un leve masaje desaparece.
4. Al alcance de los niños
Lo avisan en todos los anuncios y estamos totalmente de acuerdo y; sin embargo, no es difícil ver el antitérmico en el buró de la recámara del niño.
El niño nunca va a querer tomar el medicamento por su cuenta. Sin embargo, los jarabes tienen sabores y colores atractivos y esto hace posible que el chiquitín; además de tomárselo con gusto cuando le toca, quiera darle un traguito si le queda a la mano. Es importante, pues, no dejar medicinas al alcance de los niños.