Uno de los principales factores es la contaminación ambiental y no solo nos afecta a nosotros también a especies animales y vegetales.
Aunque no lo creas la contaminación ambiental repercute en el aprendizaje, en la memoria y en la depresión.
Tras un estudio realizado con ratones se demostró que una exposición prolongada a un aire contaminado puede tener efectos negativos en el cerebro, además de los pulmones. Los efectos pueden ser mayores para las personas que viven y trabajan en grandes ciudades.
Durante el experimento, los ratones estuvieron sometidos a ambientes contaminados durante un periodo de seis horas y cinco días a la semana por diez meses; una concentración de partículas contaminadas similares a las que sufrimos en determinadas zonas.
Después de este tiempo los especialistas analizaron el impacto de la contaminación del aire en el cerebro de los ratones y llegaron a la conclusión que realmente existen motivos de alerta. Los roedores mostraron dificultades de memoria y de aprendizaje cuando fueron sometidos a diversas pruebas, por ejemplo, una de ellas era intentar escapar a través de un agujero que comunicaba a una caja oscura, los ratones que respiraron aire contaminado tuvieron dificultades para salir de lo contrario al resto que respiro aire limpio.
Por lo tanto las partículas tóxicas que respiramos llegan a nuestro cerebro, pero ¿cómo lo hacen?
1.- Aspiramos las partículas contaminadas y estas llegan a los pulmones; muchas son pequeñas que van directamente a nuestra sangre y circulan hasta el cerebro.
2.- Los contaminantes viajan directamente a través de la nariz al cerebro sin pasar por el torrente sanguíneo.
Cuando estas partículas llegan a nuestro cerebro causan una inflamación que puede lesionar el tejido cerebral. Actualmente el reto es muy grande para controlar esta situación ya que los autos y sus combustibles están enlazados con nuestras ciudades y la vida cotidiana.
