Casi siempre, tendemos a juzgar a las personas por su apariencia, y no esperamos a conocerlas. Y es que, la apreciación externa que hacemos sobre una persona, no siempre es la correcta.
Cuando vemos a una persona por primera vez, observamos su aspecto externo. Nos fijamos en su ropa, en su rostro, en sus complementos…y deducimos como es esa persona. Y es que tendemos a juzgar sin conocer.
Cada uno es el responsable de remediarlo ya que, si entablamos una amistad con una persona, vemos como es ella de verdad.
La apariencia es como los demás nos ven y nos perciben: el vestuario, la forma de hablar, como actuamos… pero no podemos reflejar con ella lo que realmente queremos expresar.
Cuando conocemos de verdad a una persona, compartimos con ella nuestros pensamientos y descubrimos realmente la personalidad de cada uno.
Hay ocasiones que no nos damos cuenta de lo encantadora que puede ser una persona si la conocemos. Porque solemos fijarnos en el aspecto externo.
Las apariencias engañan, y eso, es una realidad.
Algunas veces en la vida siempre habrá personas que no nos agradan, sin conocerlas, por las apariencias.
A veces nos molesta la personalidad de alguien sin conocerla, y la criticamos y juzgamos sin saber como es por dentro, pero uno no puede ser así.
Uno no puede juzgar y dejar de conocer una persona porque sea una persona roquera que se vea estrafalaria, porque no nos guste su vestimenta o cosas así, porque no sabemos como son por dentro, que es lo verdaderamente importante.
A veces la personas que mas criticamos y juzgamos son las que más nos enseñan las cosas de la vida.
Por eso, antes de juzgar a las personas y criticarlas, debemos conocerlas.
No juzgues ni critiques a alguien antes de conocerla
Y aprender a aceptar a las personas como son, ya que todos somos diferentes, pero lo único que deberíamos tener igual todos los seres humanos, es dejar de criticar y juzgar tanto, y permitirnos conocer nuevas personas con diferentes costumbres y diferentes estilos de vida.